Tras el asesinato de un conductor de transporte público conocido como ‘El Chino’, varios choferes realizaron una paralización para exigir mayor seguridad en su trabajo diario. Este hecho reavivó la preocupación por el incremento de la violencia y el cobro de cupos por parte de mafias que operan en distintas zonas de Lima, especialmente en el norte de la capital. Los conductores denunciaron la falta de garantías para seguir trabajando y pidieron acciones urgentes por parte del Ministerio del Interior y la Policía Nacional.
Como consecuencia de esta protesta, Lima amaneció con calles con menos unidades de transporte circulando, paraderos llenos y caos en algunas vías principales. Los usuarios se vieron afectados por la ausencia de autobuses y combis en horas punta, lo que generó retrasos y aglomeraciones. La situación refleja una crisis de seguridad que no solo afecta a los trabajadores del transporte informal, sino también a millas de ciudadanos que dependen diariamente de este servicio para movilizarse.